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miércoles, 24 de noviembre de 2010

NO HAY NADA TAN IMBORRABLE COMO LA SONRISA DE UN NIÑO



Por Marta Curiel Tirado


REUTERS | 24-11-2010
UN POLICÍA PATRULLA POR JACAZERINHO, AL TIEMPO QUE UNOS NIÑOS MIRAN POR LA PUERTA DE SU CASA
Contexto:
Policías patrullan en la favela Vila Cruzeiro en Río de Janeiro (Brasil), durante los operativos para contrarrestar los ataques del crimen organizado que han provocado pánico en la ciudad.
Análisis denotativo de la imagen:
Como ya hemos visto, la simetría en una imagen tiende a ser monótona, y el aislamiento destaca según la ley de los tercios. En este primer plano encontramos dos pesos visuales bastante equilibrados, uno a la derecha de la imagen (los niños) y otro a la izquierda (el soldado). Ambos están colocados en los puntos fuertes de la fotografía, en un cuadrado imaginario. Si bien es verdad, tienden a destacar un poco más los niños, dado que están en la parte de la imagen que tiene más peso según los estudiosos (arriba y a la derecha) y además tienen una expresión facial que difiere bastante del contexto de la fotografía. Las líneas verticales que se pueden observar, tanto en el lado de los niños como en el del soldado transmiten sensación de acción.
El color rojo de la puerta de la casa sobre la que sobresalen los dos muchachos también ayuda al resalte. Los colores brillantes llaman más la atención.
Podemos vislumbrar también una línea diagonal que nace y muere en las esquinas de la fotografía, compuesta por el arma y seguida por la cabeza de los niños. Esta técnica encuadra perfectamente la imagen.
Análisis connotativo:
La fuerza de la imagen está en el contraste entre los niños y el soldado, tanto connotativamente como denotativamente. El niño mayor riéndose y ambos resguardados en su casa dan una sensación de felicidad y tranquilidad un poco extraña ante un hombre armado que acaba de pasar. Están cobijados, porque probablemente así se lo hayan dispuesto, pero reflejan ingenuidad, como si la situación no fuera con ellos. Si bien es cierto, la cara del niño más pequeño se tiñe un poco más de preocupación y tristeza quizás porque no entiende que está pasando.
El fotógrafo sin duda ha querido reflejar la ingenuidad y la normalidad de unos niños que viven rodeados de asaltos, armas y muerte. La sonrisa de un niño es difícil de borrar, y hace sentir al adulto que ve esta foto que el mundo está lleno de locuras y que las cosas podrían ser mucho más fáciles y sencillas.


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